Esta historia comienza en 1972, en la esquina de Aristóbulo del Valle y Ángel Casanello, en el Barrio María Selva de Santa Fe. Todas las mañanas, Rubén “Cacho” Deicas visita a su amigo Marcos Camino en su negocio, la disquería Chani. Llega en su Siambretta, con la que maneja pedidos y realiza algunos repartos para ganarse la vida. Cacho lleva facturas mientras Marcos, el acordeonista de Los Palmeras, espera con mate y acordeón. Conversan sobre música, interpretan canciones del Cuarteto Imperial y comparten el sueño de la cumbia.


Casi medio siglo después, en un salón del último piso del Imperial Park Hotel, a diez cuadras del Obelisco con una vista impresionante del centro de Buenos Aires, esos amigos, Marcos y Cacho, son considerados leyendas. "Cincuenta años es un largo camino", menciona Marcos. "Las circunstancias se han dado así. Uno propone y Dios dispone. Parece que Dios ha estado de nuestro lado".